Usted está aquí: Indignante impuesto a los combustibles

Indignante impuesto a los combustibles

E-mail Imprimir

Consciente o no, la autoridad económica ha transformado al auto en un bien de lujo, susceptible de ser usado sólo por las personas de altos ingresos.

Indignante es el precio de las gasolinas en Chile, inaceptables son las explicaciones del ministro de Hacienda e incomprensible es la negativa de la autoridad a resolver un problema que ella misma genera, insistiendo en mantener el impuesto específico a los combustibles.

Durante 2012, la bencina de 95 octanos ha subido $44,6, lo que equivale a una variación de 5,8%, alcanzando precios que rondan los $810. Como éste no es un reclamo nuevo, conviene recordar que en los últimos cinco años el aumento de esa misma gasolina es de $240, lo que implica un alza de 42%. Poniendo las cosas en perspectiva, hay que decir que en ese período, el IPC ha crecido 23% y las remuneraciones nominales 32%, lo que indica que cada año, llenar el estanque, representa una mayor porción del presupuesto familiar.

Consciente o no, la autoridad ha transformado ese medio de transporte en un bien de lujo, susceptible de ser usado sólo por las personas de altos ingresos. Lejos de democratizar el auto, este tributo hoy encarece en $203 el litro de gasolina.

Ciertamente, el Sipco –sistema de estabilización de los precios–, restó $35 al valor del combustible esta semana, pero no se puede obviar que debería bordear los $600 si no existiera el impuesto específico.

Aunque este gravamen no fue una innovación del actual gobierno, en el año 2008 el ministro Andrés Velasco lo redujo temporalmente. Lo lamentable es que su sucesor no tuvo el coraje de mantener ese recorte, optando por convertir los vehículos en un privilegio de pocos, según se desprende de sus propios argumentos.

LOS ARGUMENTOS

“El 40% de la población de mayores ingresos paga el 80% del impuesto específico”, plantea el ministro Larraín, apuntando a los dos quintiles más adinerados. Lo que olvida el secretario de Estado es que el ingreso promedio por hogar de ese 40% más acomodado es de $1.400.000, lo que constituye un monto modesto si se compara con países desarrollados, donde el combustible es notoriamente más barato.

Sí, porque la bencina en Chile es una de las más caras del mundo, en términos relativos al PIB per cápita. De hecho, supera largamente lo que cuesta en EE.UU. o en cualquier parte de Europa, lo que es un descriterio descomunal que difícilmente sería aceptado en otro país menos pacífico que el nuestro.

Otro de los argumentos del ministro Larraín es que encarecer el combustible colabora a descongestionar las vías públicas. Esto busca discriminar por ingreso, reservando las calles para un segmento de la población, lo que es altamente peligroso, pues engendra resentimiento y la sensación de exclusión.

Tampoco convence el planteamiento de la contaminación. Si no, ¿por qué algunos sectores productivos que polucionan el medio ambiente están exentos de pagar ese impuesto o reciben la devolución de dicho gasto?

Finalmente, la autoridad no considera el efecto multiplicativo que sobre el precio de otros bienes y servicios, tienen los combustibles, lo cual paga toda la nación.
Lo cierto es que el hambre de recursos del Fisco no tiene límite, por impresentable que sea, dada la exitosa recaudación tributaria que lograron las arcas en 2011, lo que permitió finalizar el ejercicio con un cómodo superávit.

http://www.estrategia.cl/detalle_cifras.php?cod=6351

Acceso para socios